No
nos quitarán el orgullo
Al menos yo no volveré a dudar de lo que es capaz de
hacer este equipo incluso cuando peor están las cosas.
El martes se avecinaba otra noche mágica en La Fonteta.
Una de tantas como las de la temporada pasada y que tan pocas veces hemos visto
en los últimos meses. El equipo no ha estado a la altura de lo que se esperaba de
ellos durante gran parte de la temporada; no es cosa de resultados sino de
lucha, entrega y sacrificio. Hemos visto partidos con personas yéndose minutos
antes de terminar el encuentro, gente pitando a los jugadores y al entrenador
durante el mismo o directamente una Fonteta sin alma durante muchos minutos de
juego.
Quedar quintos quizás haya sido más de lo que merecíamos
teniendo en cuenta la temporada regular que hemos hecho. Pero en los playoffs
todo puede cambiar y así ha sido. Contra el Dominion Bilbao Basket en cuartos
de final y factor cancha en contra, todos nos acordamos de la temporada
2010-11. Es cierto que no se remató en casa y se tuvo que jugar hasta el último
segundo del tercer partido, pero la imagen ofrecida durante la mayor parte de
la eliminatoria fue muy diferente.
Valencia Basket llegaba por cuarta vez a la semifinal de
la ACB en una de sus últimas peores campañas. Delante iba a tener a un Real
Madrid que venía de ser campeón de la Euroliga después de dos derrotas consecutivas
en las dos últimas ocasiones. Por eso, creo que la mayoría de nosotros solo
queríamos ver al equipo competir, pero ellos nos invitaron a volver a soñar.
Dos partidos en Madrid bastaron para que la gente volviera a creer en su
equipo, en sus jugadores y hasta en su entrenador, Carles Durán. Pese a la
primera derrota, se lo dejaron todo en el primer encuentro. Sin Ribas ni
Loncar, que cayeron lesionados, el equipo asaltó el Barclaycard Center tres
días después arropado por 150 aficionados 'taronja' en las gradas.
Y tras un año de decepciones, volvió la ilusión a la Fuente
de San Luis. Las entradas se agotaron en horas, no solo para el martes sino
también para el jueves. Los aficionados comenzamos a preparar lo que volvería a
ser una fiesta de baloncesto 'taronja', esperando con ansia que llegaran las
19h del día 9 para recibir a los nuestros. Horas de nervios, muchos nervios;
tocaba hacer del “factor Fonteta” un infierno para los blancos. Decenas de
personas esperábamos a la entrada del pabellón la llegada de los jugadores antes
del tercer partido de la serie. Dos horas después dio comienzo con los asientos
llenos de gente y una grada de animación intentando conseguir el mejor ambiente
posible. Se empeñaron en hacernos creer, pero los tres de negro dijeron “no”. Del
espectáculo baloncestistíco pasamos al espectáculo arbitral; un encuentro que
debió terminar con victoria local acabó en prórroga y derrota, una prórroga que
no tenía que haberse jugado y terminó además con lesión de Samy.
Los acontecimientos nos volvieron más fuertes e hicieron
que esperáramos el cuarto partido con más ganas. Desde los tiros libres de
Felipe a los pasos de Llull, terminando con la estampida de los jugadores
madridistas, por no hablar del “caso Slaughter”. Ahora la Fonteta sí que iba a ser un infierno
de verdad, el ambiente estaba caliente. Con pancartas de “ACB manipulación”,
“Respeto” y “Vergüenza”, y con la mayoría del pabellón dando la espalda al Real
Madrid en su presentación. Con diez jugadores, dos de ellos tocados, el equipo
volvió a tirar de coraje y orgullo propio. Y volvió a ocurrir, volvieron a
aparecer los tres oscuros en el tercer cuarto. Caímos luchando, entre aplausos
y no entre pitos, entre una afición orgullosa de los suyos que a pesar de vivir
una temporada con más sombras que luces, ha sabido reconocer el esfuerzo de los
últimos días. Al menos yo no volveré a dudar de lo que es capaz de hacer este
equipo incluso cuando peor están las cosas.
Gracias a la gran labor de los árbitros, a los jugadores
deportivos del Real Madrid, a la firma de Laso, al objetivo redactor nocturno
de la ACB, al Juez Único de la liga a la
rapidez del Comité de Apelación de la FEB... sabemos que todos habéis actuado
sin mala fe. Gracias porque habéis conseguido que los aficionados nos
fusionemos remando en un sola dirección y porque nos habéis hecho vivir una de las
despedidas más emotivas en La Fonteta. Nos habéis quitado muchas cosas, pero no
el orgullo.
Carolina López, Peña Rafa Martínez
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